viernes, marzo 24, 2006

Dick & Jane: Ladrones de pena

¡Hola, amigos de lo abstruso! (ejem)

Pequeño descuido por mi parte al olvidarme durante las fiestas falleras de escribir y empieza a haber acumulación de críticas, así que a ver cómo lo sobrellevo. En esta ocasión toca una cinta que dudo mucho que se pueda encontrar en alguna sala y que en su día tuve el placer de disfrutar en V.O.S. (cosas del Cine Cité), se trata de Dick & Jane: Ladrones de risa.

He de reconocer especial interés por parte de mi jefe porque viera esta película, ya que tiene especial cariño a la vertiente payasa de Jim Carrey, protagonista de la película. A lo largo de los años parece que es difícil no darle la razón al jefe viendo productos como Mentiroso compulsivo, Ace Ventura, Batman Forever o Como Dios. Tampoco voy a decir que es un mal actor porque estoy convencido de que un buen director puede hacer grandes cosas con él, y me remito a Peter Weir y su Show de Truman. No obstante, esto no es lo que suele ocurrir y los directores suelen dar minutos a Carrey para que muestre una y otra vez su elasticidad facial, escondiéndose la batuta ahí donde termina la espalda. Es el caso de esta cinta, cuyo título original deja aún más claro el palo de la película, Fun with Dick & Jane.

Es absurdo pues, desenmarañar un argumento que gira entorno a un actor y que, además, revisiona un clásico de George Segal y Jane Fonda. Pero vamos, se resume en cómo un ejecutivo se ve "obligado" a robar para poder salir adelante tras perder su empleo por un gran fraude del dirigente de la compañía. En todo caso se le podría otorgar un pequeño minipunto por tocar un tema como el caso Enron, aunque esa misma semana se estrenó un documental que imagino será más recomendable.

A pesar de que Jim Carrey acapara la pantalla, hay que dar muchas gracia a Téa Leoni por llevar parte de la acción de la película y no sobresaturar al espectador. Y más allá de estos dos sólo queda un conglomerado de escenas que en muchos de los casos caen en el absurdo (vivir como si fueras millonario robando tiendas de 24 horas) o muy tópicas (mexicanos pobres, sucios e incultos).

Y como es tontería alargar esto dada la dificultad de que alguien vea esta película a estas alturas me despido prometiendo ponerme al día pronto.

lunes, marzo 06, 2006

Esta abuela está senil

¡Hola, amigos de lo abstruso!

Uno ya empieza a quemarse de escribir siempre de lo mismo y casi con los mismos comentarios tópicos. Que si guión flojo, que si actuaciones malas, que si patim... Tampoco es de extrañar esto ya que las productoras parece que enciendan la máquina de hacer películas y salgan en serie una tras otra cambiando pequeños detalles. De hecho creo que si las películas usaran actores todos con la misma cara tendrías la sensación de que han cambiado muchas cosas en Matrix. Comentarios frikis al margen, esta vez toca destripar a Esta abuela es un peligro 2.

Es muy difícil recordar una segunda parte de una película, realizada a partir del ¿éxito? de la primera, que tenga un nivel decente de calidad. Las hay, sí, pero la proporción es tan desfavorable que se pierden en un mar de refritos. En este caso no puedo decir que esta segunda parte sea peor o mejor que la primera porque tengo el placer de no haberla visto. Lo que sí que puedo asegurar es que a mí me procuró más bostezos que risas y tampoco cuesta mucho hacerme reir. Y si recordamos que esto es una comedia, pues mal vamos.

Al margen de la tirria que le pueda tener a Martin Lawrence voy a pasar por encima de su actuación, ya que creo que poco más se puede sacar de toda esta Big Mac cinematográfica. Si alguien ha visto la típica comedia de corte familiar como Bean, Sra. Doubtfire, Mentiroso compulsivo, etc. se va a encontrar con un argumento casi clónico. Destrozada toda esperanza de sorpresa por parte del film, sólo cabe hacer unas muecas de disgusto antes escenas tan previsibles como llevar a un hombre disfrazado de mujer a un balneario de mujeres. Originalidad ante todo.

Sumemos a su humor limitado, cuatro payasadas con buena intención de Martin Lawrence y escenas de la "abuela" paseando en bañado para que el espectador comience a echar espuma. Y aún así, remarco que Lawrence le pone ganas y evita payasadas que en otras ocasiones (Jim Carrey) despiertan la vena sádica del espectador (quizá Bush sea fan de sus películas). Sin embargo, creo yo que lo peor de todo es ese toque pastelón de la "abuela" que acaba arreglando todos los problemas de una familia desecha.

Y como hay quejas de que la última crítica fue muy larga no digo nada más, y tampoco es que lo merezca la película. Es una comedia al uso, muy simple e incluso aburrida. Aún así mantiene cierta inocencia en su guión y la deferencia de no tratar como absoluto imbécil al de la butaca. Si nunca has visto una comedia quizá te guste, quién sabe.

jueves, marzo 02, 2006

Odio a Uwe Boll (1ª parte)

¡Hola, amigos de lo abstruso!

No sé ni como comenzar una crítica a la que tengo especialmente ganas. He de confesar que en este punto he de saltarme todas las normas de buen pincel que me había impuesto, ya que nunca me ha gustado ser demasiado visceral con mis críticas. Pero Uwe Boll ataca con saña algo que tiene su pequeño recobeco en mi corazoncito de friki, los videojuegos. Alone in the Dark se llama la película, en videojuego homónimo está ¿basada? Allá por 1992 nació la primera entrega de esta mítica serie de terror que marcó el inicio de los survival horror modernos. Hubo antes otros, pero Alone in the Dark marcó el género tal y como nos ha llegado a nuestros días. Esta primera entrega, la cual tuve el placer de disfrutar, nos dejaba un juego lleno de tensión y enigmas en grandes cantidades, y lo que a día de hoy todavía es una de las obras cumbre de Infogrames (de la época en la que aún era Infogrames y llevaba el armadillo de logo). Le siguieron dos entregas más y una especie de spin-off en una tienda de juguetes, Jack in the Dark. Recientemente se lanzó una cuarta entrega, The New Nightmare, que no he podido probar, pero de la que no se habla muy bien. En esta última entrega se supone que se basa la película, pero no es así. El guión se lo ha sacado de la manga nuestro amigo Uwe Boll. Al menos comparte el protagonista de la cuarta entrega, Edward Carnby.

Centrándonos en la película, cabe señalar que no se trata de una Bad Taste, El amanecer de los muertos o Braindead. El presupuesto es de 20 millones de dólares, presupuesto del que muchos genios no podrán gozar nunca, pero del que hace "buen" uso Uwe Boll. Así que con esto quiero dejar claro que dinero hay para hacer un buen producto, no hay que echar mano a una imaginación desbordante. Podría comentar un poco el argumento por encima, pero básicamente diré que la película nara lo que le va saliendo de la punta de la nariz a su director. No hay apenas correlación entre las escenas. El guión es estúpido y se contradice en casi su totalidad. Valga de ejemplo ilustrativo el hecho de que se pasan luchando toda la película contra unas criaturas que se supone que no deberían aparecer hasta que no se abre una puerta al final del film. Pero bueno, este pequeño fallo se podría otrogar a mi cerebro espachurrado ante las radiaciones de diarrea mental que recibía con cada fotograma. Otro ejemplo más claro es el siguiente. Situemos la escena en la que Carnby (Christian Slater) y su novia se ocultan de una de estas criaturas (que parecen un cruce entre estegosaurio y alien). Se esconden tras una puerta de madera chunga de la que petas de una patada, que tiene una ventanita con rejilla. Lo primero que se le ocurre a Carnby es mandar callar a su novia mientras mantiene encendida una linterna que parece pedir "mátame, soy gilipollas". Evidentemente, el monstruenco les ve y... su mayor preocupación es cerrar la puerta con llave, ¡no vaya a ser que el bichejo gire el pomo de la puerta con el culo! Como era de esperar, la criatura malosa parte la puerta. Sumo otro detallazo del argumento. El supuesto malo maloso, que ni siquiera se sabe bien cómo muere, puede controlar a su voluntad a cientos de criaturas, pero para darle intringulis a la película se esconde acojonado de una de ellas en los primeros minutos.

Al margen de todo esto, ya son ganas de tirar lo poco que parecía aprovechable del guión. El protagonista parece que tenía traumas de pequeño y que busca un sentido a su vida, algo que lo mejor que se sabe aprovechar es contando que tenía un bichito malote en la espalda que murió cuando recibió una descarga eléctrica de alto voltaje... Además, un amigo suyo de la infancia es controlado por otro de estos bichitos. Obviamente simplemente le pega un tiro en la cabeza y santas pascuas, para qué tirar de drama emocional.

Mención al margen merecen Stephen Dorff y Tara Reid. Tara Reid, que hace de Aline, la novia de Carnby, lleva el rol tan original de "tía buena muy inteligente y cultivada". No se le va a negar eso, ya que lee inscripciones de una civilización perdida hace 5.000 años más rápido que las instrucciones de las palomitas para microondas. Además, luce mucho en el resto de la película como florero, en especial en la escena en la que, sin más, se pone a follar con Carnby. Stephen Dorff también tiene un papel original, el del antiguo conocido con el que te llevas muy mal, pero que luego entiende que tienes razón y te ayuda con su sacrificio. Creo que es de los personajes con menos personalidad que han pasado por la gran pantalla.

Las escenas de acción son un caos absoluto. Es un reto situarte dentro del rifirrafe. Igual una escena empieza con un monstruito haciendo de las suyas, que de repente te ves que de la nada aparece un ejército entero. Eso sí, muchas metralletas disparando en primer plano, a ver si rematamos a algún espectador con un ataque de epilépsia. Luego entra la duda de si se han gastado los 20 millones en cafés, porque es de risa ver que una unidad militar con la última tecnología lleva el mismo atuendo que un patinador. Por cierto, gran labor la realizada con los extras, que empuñan un arma como si fuera un bolso.

Pero esto no acaba aquí. Uwe Boll acaba de estrenar en EE.UU. Bloodrayne, y ya prepara más destrozos de videojuegos como Dungeon Siege, Hunter: The Reckoning o Fear Effect. Sin duda se está labrando a pulso el cariño del público. Y, a raíz de esto, me pregunto porque los espectadores nos valoramos tan poquito de dar dinero a auténticas mierdas como estas. Luego podremos quejarnos de que no encuentres un cine con Everything is illuminated, pero tenemos lo que nos merecemos. Así que sigamos aplaudiendo y regocijándonos en la mierda y dando dinero a estos señores, en especial a Uwe Boll por su gran labor de llevar al más bajo nivel y dar argumentos para que los videojuegos sigan siendo considerados un entretenimiento de oligofrénicos.