domingo, junio 28, 2009

Salvation por la campana

¡Que te fulfe un pollo!

Siempre se dice que cuando hay crisis se tiende a rescatar las ideas que ya funcionaron en el pasado. Un buen ejemplo son las secuelas de películas taquilleras. Partes con la ventaja de tener hecho la mitad del trabajo de promoción e, incluso, con una legión de fans que irán de cabeza a ver un producto aunque sólo comparta el nombre o su calidad sea muy diferente.

En el caso de Terminator Salvation, la marca Terminator ya es razón suficiente para arrasar en taquilla sin mirar mucho más allá. No obstante, pese a tener el mismo título, no podremos apreciar de nuevo el trabajo inconmensurable de James Cameron tras las cámaras ni ver en acción al buque insignia de la saga, el gobernador Arnold Schwarzenegger. Hay quien dirá que a pesar de todo, Terminator no lo hacen las personas que intervienen en ella sino la historia.

Es en este punto en el que me llevé la mayor decepción. Parece que el cambio de aires en el plantel ha ido más allá y la simple y efectiva estructura que ha dominado las tres primeras películas se ha traicionado. En esta entrega ya no veremos la carrera contrarreloj entre dos individuos para localizar y salvar a alguien (o al menos, la que hay apenas ocupa metraje). La saga ha pasado a un escenario bélico más impersonal. Tampoco quiero decir que la película sea mala por ello, pero es de notar que este detalle le ha arrebatado un rasgo distintivo.

Al margen de este punto, como tal la película está en la línea de lo esperado. Una película entretenida, sin grandes pretensiones artístiscas, pero mimada por los productores para poder presentar en las pantallas un buen producto que aunque no vaya a sumar adeptos a la saga, al menos no decepcione a los que ya la siguen. Como en las anteriores entregas, las escenas de acción tienen un nivel más sobresaliente que las que se dedican a desentramar la historia de Terminator Salvation y a añadir algunos escuetos elementos al relato de la saga.

Puede que la cinta hubiera llegado a un nivel superior de calidad si Christian Bale no hubiera absorbido tanto protagonismo argumental. Basta decir que es una pena ver como una interesante actriz como Bryce Dallas Howard más que secundaria parece terciaria. De igual modo, habría ayudado algo más tener un reparto con algo más de bagaje que le hiciera el contrapunto a Christian Bale. Sam Worthington lo hace bien, pero le falta un punto.

En cualquier caso, lo más probable es que si te decides a ser espectador de Terminator Salvation pases un buen rato, aunque no vayas a quedarte con ninguna gran escena como en Terminator 2. Una película correcta, pero que debería haber aspirado a bastante más.

Bostezómetro 1/10
Encabronómetro 4/10

viernes, junio 05, 2009

Ángeles y maromos

¡Que te fulfe un pollo!

Esto no es producto de tu imaginación. Sí, El Vomitorio reabre sus puertas para desgracia de productores y lectores de blogs en general que ven en este hito como una amenaza global al intelecto humano. En efecto, el calor y el aburrimiento han acabado por empujar a un servidor a desvariar nuevamente por internet. Eso sí, váyase usted a saber hasta cuando, que este negocio es caprichoso.

Para inaugurar tan glorioso regreso tenemos el gusto y el honor de presentar a la primera o segunda o innecesaria parte de El Código da Vinci, Ángeles y Demonios. Antes de nada sí, tiene tiempo la peliculita, pero es lo que hay. El caso es que esta precuela literaria y secuela cinematográfica me ha sorprendido gratamente ya que me esperaba un tostón de proporciones bíblicas como su antecesora. No negaré que Ron Howard ha sido un director que con el tiempo se me ha caído del pedestal en el que nunca le puse y nunca he terminado de comprender cómo puede tener tanto galardón. Sin embargo, con Ángeles y Demonios ha logrado un producto potable, aunque tampoco se puede ser demasiado generoso.

Howard, nuevamente acompañado de Tom Hanks, ha dispuesto un buen ritmo narrativo. Más bien uno se aventuraría a decir que es una buena ópera que mantiene un ritmo constante y logra divertir al espectador. Hasta ahí todo bien, pero a esto no es a lo que debería aspirar una producción de este calibre. El buen ritmo de la película se ha construido a base de sacrificios. Estos sacrificios han afectado principalmente a los personajes, que son meros títeres sin personalidad a las órdenes de un guión cuyo principal reclamo es ir enroscando una y otra vez la tuerca hasta forzarla en exceso. Así, uno preencia con cierto asombro como un villano superinteligente pasa a ser pánfilo en segundos o un inocente prelado puede mover hilos en el Vaticano sin sospecha alguna. Y hasta aquí puedo leer, para que no me amenacen las productoras.

Por otra parte, sospecho que mi buena impresión de la película puede deberse en gran parte a no haber leído, al contrario que en la anterior entrega, la novela homónima. No en vano, la historia de Ángeles y Demonios, al igual que pasa con cualquier película de Shyamalan, tiene toda su gracia en la traca final y, una vez conocido el desenlace, pierde todo interés para el espectador. Así que recomiendo a los lectores del libro que si no se quieren aburrir, mejor eviten ir a l cine a ver ésta cinta de Ron Howard.

Poco más que añadir a esta sosa reaparición del blog. Quizá haya que descargar dentro de poco artillería pesada y hacer un especial sobre Uwe Boll, pero aún tengo cierto aprecio por mis neuronas y, además, me tienen que durar al menos para jun par de entradas más. De todos modos, si veis a alguien echando espuma por la boca mientras grita y se da de cabezazos, sabréis que ha visto a Uwe Boll.

Bostezómetro 3/10
Encábronómetro 5/10