De vez en cuando el espectador se enfrenta a productos de dudosa clidad y que ponen en entredicho la profesionalidad de la industria del cine. El caso de Paparazzi es extraordinariamente llamativo dentro de lo no recomendable. No nos encontramos ante una película con pocos medios, con poco talento (que también), sino con una película nacida para vengarse de los paparazzi. Vale, quizá no sea la primera vez que se use el cine como venganza contra alguien, y si no que se lo digan a Michael Moore, pero en este caso la idea esta llevada de un modo horripilante y absolutamente carente de cualquier atisbo de ingenio o socarronería.
A nuestra bestia la parió Mel Gibson en una mala digestion. Cenando con unos amigos empezó a comentar las perrerías que les habían hecho los paparazzi y, tras encendérsele la bombillita, tuvo la genial idea de producir una película que sirviera de venganza frente a estos. Para las digestiones difíciles va mejor un almax, Mel. Ahora tocaba componer un equipo de auténticos profesionales que consumaran esta venganza y el buen criterio de Gibson quedó patente. Lo primero es pedirle a un guionista que no ha escrito nada ni en TV ni en serie B que elabore el guión, Forrest Smith. Después buscamos un buen reparto entre los que incluímos a uno de los posibles sucesores de Van Damme, Cole Hauser, al Baldwin más acabado que encontremos (y hay competencia), Daniel, y redondeamos con un Dennis Farina que durante todo el metraje parece estar deseando gritar "¿¡pero en qué coño me he metido!?".
Pero la palma se la lleva el director, Paul Abascal. Vamos a tirar de tópicos porque esto quedará soso. Bien, es difícil encontrar un director con experiencia en marujeo y experiencia tras las cámaras. Así que lo mejor fue apostar por este televisivo director, cuya fama en realidad pasa por haber sido peluquero de muchas producciones en los 90' y, en especial, peluquero personal de Sylvester Stallone. Lo dicho, un equipo de lujo.
Ante este cúmulo de talento sale lo que sale. Un producto que se desmorona desde sus cimientos. La trama avanza con el beneplácito de la total incompetencia y falta de cualquier método de trabajo de la policía. Continúa con el desarrollo de situaciones que tienen menos lógica que llamar a una piña 'Gazpacho'. Y, aunque me la sopla que los paparazzi queden como el demonio en la película, lo que no se puede hacer es presentar tan felices la moraleja de que si algo te molesta te deshaces de ello.
Por cierto, que me he reservado el argumento para el final, porque creo que es lo que riza lo absurdo. "Bo Laramie, una superestrella de acción, parece tenerlo todo en la vida: una bella esposa, un hijo adorable y una casa en la playa de Malibú. La vida no le podría ir mejor. Pero su fama recién llegada le cobra un elevado precio. Ahora es el objetivo de un equipo de cuatro paparazzi dispuestos a convertirle a él y a los suyos en carne de cañón de la prensa del corazón. Los paparazzi son cada vez más implacables y capaces de todo por conseguir "la foto". Cuando una de las persecuciones termina en un trágico accidente, Bo, decide buscar la venganza por cuenta propia. Y los paparazzi comienzan a caer... uno tras otro." (trama literal facilitada por la distribuidora).
Una de las películas más esperadas para 2006 era posiblemente X-Men 3: La decisión final. Contaba con una buena legión de fans y, sobretodo, con el aval de haber superado la prueba de la crítica con las anteriores entregas, algo difícil para películas de este corte. No obstante, las opiniones sobre esta tercera parte han sido más dispares, aunque se coincide en que no está a la altura de sus predecesoras. Pero antes de desbrozar la película quisiera dejar un idea fija que no hay que perder de vista tratándose de una actividad de ocio: la película entretiene.
Más allá del puro entretenimiento nos encotramos con una película irregular en algunos de sus aspectos. El más llamativo sea posiblemente el tiempo de pantalla que ocupan sus protagonistas. Halle Berry ya tuvo sus quejas con Bryan Singerdebido a que chupaba poca cámara y siempre para decir frases estúpidas. Para desgracia suya, la llegada de Brett Ratner no ha cambiado nada de esto. Además se han incorparado bastantes nuevos mutantes como Ángel, Juggernaut, Calisto o Leech, lo que conforma un plantel excesivamente extenso como para poder profundizar mínimamente en el 90% de éstos. Incluso muchos espectadores se verán especialmente defraudados por las escenas de Cíclope, Ángel o Pícara (muy en especial con esta en mi caso). Aún así he de reconocer cierto valor retórico en los escasos minutos que tienen.
El proyecto estaba originalmente encomendado a Bryan Singer, padre de las anteriores, pero finalmente aceptó realizar Superman Returns en lugar de esta tercera entrega. Pidió que se aplazara el proyecto porque sí que quería realizarlo, pero Sony despechada contrató al que iba a dirigir Superman hasta que Singer le robó el puesto, Brett Ratner, así que todo queda en casa. Singer se llevó con él a gran parte del equipo incluído director de fotografía o compositor y esto es algo que se ha notado en la pérdida de calidad de la tercera entrega.
El argumento principal también puede acusarse de un tanto simplista y demasiado recurrente de anteriores entregas. Por mi parte hubiera preferido que se rescatara la saga de los centinelas, pero la saga no está oficialmente cerrada así que nunca se sabe. Luego, al margen de incongruencias con el comic y escenas exageradas, mantiene el interés del espectador y no se hace larga cosa que agradezco especialmente tras la tortura sufrida con la última película analizada.
Bueno, para cerrar como habréis visto he decidido enriquecer un poco esto con el trailer de la misma. Además, celebro haberme puesto al día de nuevo, cosa que de seguro no me durará ni una semana, así es la vida...
Tiempo hacía que no tenía la oportunidad de aburrirme hasta la muerte (literal, casi me parto el cuello) con una película. Pero analicemos cómo llegamos a la conclusión de que la película de esta ocasión solo puede ser descrita por la palabra sopor. Por cierto, estamos hablando de la esperadísima El Código Da Vinci.
Todo empezó hace unos años cuando un escritor, hasta la fecha ampliamente desconocido en la mayor parte del globo, publicaba la novela El Código Da Vinci. Su obra se podría calificar y se calificó como fast-food editorial, y, entendamos esto bien, venía a definir una obra de lectura rápida, entretenida, pero difícilmente recomendable por los gourmets literarios. Lo cierto es que no fue esto su lanzadera sino su polémica tesis sobre la realidad del santo grial y la polémica que se generó (sobra decir que la tesis se basa en su mayor parte en interpretaciones malintencionadas y poca profundidad de investigación como apuntan la mayoría de revisiones del libro).
Tras este demoledor éxito era de esperar que la maquinaria de Hollywood se pusiera manos a la obra para transformar una mediocre novela en taquillazo. El plantel elegido estaba encabezado por Ron Howard y contaba entre sus filas con talentos reconocidos como Tom Hanks o Audrey Tautou, además de otros buenos actores como Jean Reno, Paul Bettany o Ian McKellen. Con todo esto sobre la mesa servidor no esperaba desde luego una gran película, pero si unas 2 horas de entretenimiento puro y duro sin más. Ingenuo...
Todo el metraje está carente de intensidad y fuerza narrativa. Es una película plana que carece de momentos de gran emoción, que simplemente encadena una escena tras otra sin degustar lo que la narrativa visual puede crear en buenas manos. Podría recurrir al refrán español "quién mucho abarca, poco aprieta" y creo que no estaría desencaminado ya que Ron Howard parece más preocupado por meter excesivos detalles insulsos de un libro que, no lo olvidemos, es a la fin mediocre. De tal modo que escenas cumbre se ven ampliamente superadas por la necesidad de introducir una vacía conversación en un parque.
La pareja protagonista... ay la pareja protagonista! A alguien he llegado a oir decir que se veía buena química entre ellos. Vale, a partir de aquí rogamos a la gente que vea otras cosas que no sean series de Ana Obregón. El desarrollo de la relación entre Hanks y Tautou es a la vista forzada y sosa. Pero aún más grave es el hecho de que Audrey Tautou parece más un animatronic que una persona cuando es una pieza clave para el éxito de la película. No puedo sino achacar estos males a su director, que no ha sabido sacar partido de un gran reparto y, pese a mis expectativas en su labor, me ha terminado decepcionando profundamente.
Lamentablemente esto es Hollywood y son conscientes que van a lograr muchos más dólares centrando sus esfuerzos en el ámbito publicitario. Una pésima pélicula que en su primer fin de semana registró más de 1 millón de espectadores en nuestro país, gracias sobretodo al haber alimentado constante y conscientemente una polémica absurda y de bases aún más ridículas. Como ya he dicho alguna vez, yo tengo la escusa de darles de comer por compromiso profesional, pero no negaré de que al público le gusta el sado cinamatográfico.
No hace muchas semanas tuve la suerte de ver un thriller de gran factura y bajo la batuta de Spike Lee, Plan Oculto. Obviamente esta película no tiene nada que ver con esta sección ya que se trata de una película ingeniosa, mimada en sus detalles y con un guión excelente tanto en sus diálogos como en su narrativa visual. Además Plan Oculto partía de una base muy interesante: no importa el final sino cómo se llega a este final. Al fin y al cabo el cine cuenta historias.
Muy similar a Plan Oculto es la película que hoy nos atañe, Caos. Ambas comienzan con un espectacular atraco en el que nada se roba, pero algún motivo debería de tener. Sin embargo, compartiendo un argumento similar la función es notablemente inferior en el caso de Caos. El primer problema de esta cinta es recoger esa necesidad abusiva de los thrillers de sorprender a los espectadores con giros argumentales bruscos y supuestamente sorprendentes, sin reparar en sustentar todo esto de una buena estructura. De este modo, la acción de la película avanza con cierta gracia en la película, pero el espectador no para de dar concesiones a sus, en demasía, pilladas por los pelos explicaciones de la trama.
Caos pretende salvar sus momentos cumbre con caos. No acude a la sencillez clara y contundente que se aprecia en Plan Oculto sino que se nutre de un hilo enrevesado y con nudos marineros. Aún así hay que dar las gracias por plantear una película que al menos resulta lo suficientemente entretenida para no fustigar al cuello de un servidor que con esta sección ya ha sufrido varios latigazos en el cine.
Si nos centramos en la caravana de profesionales veremos que está encabezada por Tony Giglio, un director en formación y que debutó en el cine con Un delantero muy peludo (al menos va a más). El resto del reparto cuenta con interesantes actuaciones y poco más, aunque la acción se reparte bien entre los actores y creo le da bastante variedad al relato.
El punto más flojo de la película es posiblemente Wesley Snipes. Poco tiempo y el poco que tiene apenas lo usa para lucir sombrero. De todos modos aún más crucificable es salvar parte de la trama gracias a la omisión descarada de detalles desde el inicio de la película.
En definitiva nos encontramos con una película decente dentro de lo que cabe, aunque una mala elección a la hora de ir al cine compartiendo cartel con Spike Lee. Esto me lleva a pensar que las distribuidoras no ven lo que lanzan al mercado. Total, hace demasiado que las películas se publicitan por lo bonito de su cartel, y si no que se lo digan a la presente película cuyo cartel recoge una especie de fuego azul que más parece un portal dimensional, o quizás sea la llama de lo que se fumaron los cartelistas.
Tras largas semanas de vagancia sin ninguna justificación volvemos a la carga. Una de las películas más esperadas por mi persona era la tercera entrega de las superaventuras del superagente del FMI, Ethan Hunt. Estamos hablando de Misión: Imposible III, una película con el difícil reto de borrar de mi mente la lamentable impresión que me dejó la segunda cinta, y no solo por sus falleras satánicas.
El resultado final en pantalla de esta tercera entrega es agridulce. Se retoma en buena medida la línea que trazó Brian de Palma con la primera parte en la que la trama primaba sobre la acción. Ciertamente la primera de las demasiadas misiones que nos presenta esta tercera cinta es una muestra interesante de ingenio y entretenimiento del que podría presumir MacGyver en sus mejores capítulos. En adelante la trama se ofusca en un excesivo drama personal de Tom Cruise luchando contra todos. Lo cierto es que la película al concluir te deja la extraña sensación de que todo el argumento lo podrían haber contado en 10 ó 20 minutillos, aunque tampoco hay un empacho de acción.
Si hay que reconocerle un mérito a Cruise en esta película ha sido el acertado reparto elegido. Seymour Hoffman interpreta a un villano cruel y, sobretodo, convincente. La lástima es que apenas tengan unos minutillos en toda la película en comparación a su archiprotagonista. Podremos ver correr como un ganso a Tom Cruise por las calles de Shangai durante muchos minutos que servidor hubiera recomendado dedicar a otros actores. El reparto se completa con otros actores poco aprovechados como Jonathan Rhys Meyers o Lawrence Fishburne.
Aún así sería injusto no reconocerle méritos a la película. En conjunto resulta entretenida y la dirección del televisivo Jeffrey Abrams está a un nivel suficiente para mantener al espectador contento en la butaca. No se trata de una gran película ni muchos menos y en ocasiones pasa por "chorradas" del tipo misión de bombardeo de pelotas de tenis, pero es una opción atractiva si se busca el cine es su vertiente de más puro entretenimiento.
Y con esto y un bizcocho hago puenting con un mocho. Espero que la perrería no me secuestre tanto tiempo y tenéis mi bendición para piraros ya de este blog.
Nunca he sido gran fan de las películas de terror, en especial puesto que es un género que por desgracia está demasiado abocado a hacer 'fast food' cinematográfico. En los últimos años se ha venido hablando bien del género gracias, en parte, al descubrimiento del terror japonés, más alejado de las teen movies y que tira más de recursos puramente cinematográficos para envolver al espectador de eso que llaman terror psicológico. Se ve que no he tenido suerte y he llegado tarde al tren encontrándome con un producto triste y más cómico que funesto como es El Pozo aka Llamada perdida 2. La pastilla que un día envolvió de frangancia el inodoro se ha desecho a base de desgastarla meando encima.
Japón no es un país que destaque por su producción cinematográfica y rara vez llega a nuestra cartelera una de sus películas. Se ve que por esto la industria autóctona vio un bonito filón en este tipo de cine (y Hollywood a la saga con remakes inmediatos) y la cartelera se ha inundado en pocos años con películas deseosas de seguir la buena labor y el taquillazo de Hideo Nakata con su Ringu. Pero lo poco gusta y lo mucho cansa. Y en esta ocasión recojo más el parecer de una sala que mi propia percepción ya que solo recuerdo risas (muchas) durante el terrible visionado de El Pozo.
Si nos zambullimos en él vemos una historia que plagia The Ring Two, a su vez remake de Ringu 2, secuela de Ringu. Y sí, el esquema es exactamente el mismo, incluso la niña hijaputa, el plagio es palpable. Pero ni siquiera se puede decir que adquiera personalidad propia con un guión brillante ya que la mayoría de los diálogos brillan por su falta de naturalidad y contenido absurdo. Y si sumamos a esto las excelentes actuaciones del reparto tenemos un mondongo cosiderable. Creo que un playmobil demuestra mayor expresividad que Yu Yoshizawa.
Mención al margen merecen los fallos de raccord. Como siempre el guión al servicio del disparate. De este modo podremos ver como lo que en un momento dado le interesa al guión que sea una puerta cerrada e inderribable, segundos más tarde interesa que se abra con un empujoncito. Puertas que desaparecen, protagonistas que cambian a su odontólogo por unas estacas o la mítica frase de "quédate tú (sola) en el bosque mientras busco, que estarás más segura". Digamos en su favor que la distribuidora en España también tenía su dosis de cannabis preparada para titular a la película con algo totalmente irrelevante dentro de su argumento, aunque mejor dejar a algún futuro espectador que corrobore esto por él mismo y, si se presta, luego me explica que hace la señorita "x" en el pozo.
Aún así y muy en el fondo se intuye cierta voluntad de querer hacer un producto decente, pero es evidente que ni los medios de los que se disponía ni los espectadores empachados de terror asiático ayudaban mucho. Al menos siempre podrán decir con orgullo que Kurosawa y Kitano eran nipones.
Como ya dije, para hacer más agradable la actualización de este blog no me voy a ceñir exclusivamente a desmenuzar la basura. Es por esto, aún a sabiendas de su escasa acogida, que he decidido revisar algunas pequeñas joyas de los videojuegos que bajo mi criterio debieran ser rescatadas. Para no quemar pronto cartuchos, inaugura esta sección el shot'em up que cambió la forma de ver el género, GoldenEye 007.
La historia previa de Rareware antes de este juego ya estaba sapicada de éxito por el excelente trabajo realizado en SNES con la licencia de Donkey Kong en la trilogía Donkey Kong Country, pero sin duda alguna fue GoldenEye 007 el juego que situó a los hermanos Stamper y su pequeño estudio de Twicross en la élite. Este juego, como es evidente, explotaba la licencia de la película homónima y nos ponía en la piel del agente secreto del MI6 más famoso. Hubo gran expectación por este juego dado su largo desarrollo y a que fue distribuído en España en Noviembre de 1997, dos años después del estreno de la película. Pero el resultado mereció la pena.
El género de los shot'em up no se podría entender sin Wolfenstain 3D, de igual manera que no se entiende el género hoy por hoy sin referirnos al trabajo de Rare. El primer elemento que cabe destacar es el de la inclusión de objetivos dentro de las fases, lo que obligaba al jugador a dedicarse a otros menesteres que no tan solo al gatillo. Otro elemento importante fue la fidelidad con la que el juego reproducía escenarios de la película, siendo casi idénticas localizaciones como "Facility", "Bunker" o "Archives".
ero el elemento que posiblemente fuera el más revolucionario fuera el de la avanzada IA de los enemigos. Los enemigos no se limitaban a ir a por ti de modo suicida como ocurría en otros grandes juegos (e.g. Doom II). El sigilo era la llave del éxito. Los enemigos podían oir y ver, podían huir y pedir refuerzos o dar la alarma. En definitiva, introducía al jugador en una nueva experiencia de juego difícilmente vista hasta la fecha. Además, junto que esta nueva forma de afrontar los enemigos incluía un nuevo sistema que rápidamente fue usado en otros juegos del mismo estilo como el MDK de Dave Perry. Este sistema se basaba en algo tan sencillo como no dar el mismo valor a un disparo en la mano que en otra parte más sensible. (Me tomo la libertad de recordar que esto es un juego y cada cual ya entenderá si disparar a alguien es entretenido o una aberración).
Otro de los grandes aciertos fue la inclusión de un adictivo modo multijugador al que reconozco debo muchos piques y buenos ratos. Dentro de Nintendo 64 me atrevo a decir que su multiplayer solo fue superado por los propios Stamper con Perfect Dark, en este género claro. Uno de los puntos fuertes del juego y ampliamente explotados en su multiplayer fue el de poseer escenarios interactivos. De esta manera un cristal se podía romper, una puerta ser atravesada o un tanque de gas ser perforado.
La crítica no tardo en aclamar a esta obra y entronarla como el nuevo rey del género. Fueron infinidad los premios que recogió Twicross entre los que destacan dos BAFTA y cuatro galardones de la Academia de Ciencias y Artes Interactivas. Además sumó un total de 8 millones de copias vendidas, cifra muy difícil de alcanzar, y un 96.2% de media en las revistas especializadas.
También resulta digna de mención su banda sonora que recoge en su mayoría temas clásicos de la saga del agente secreto junto con otras melodías compuestas para la ocasión y entre las que se podría destacar la que sirve para ambientar el "Statue Park" de St. Petersburg.
Un clásico de los shot'em up subjetivos que marcó una época y supuso el incio de una etapa dorada de Rareware que supuso juegos como Blast Corps, Perfect Dark, Banjo Kazooie o Jet Force Gemini. Cualquier fan del género no debería dejar pasar la oportunidad de probar esta joya.
Desarrollador: Rareware Plataforma: Nintendo 64 1 a 4 jugadores Shoot'em Up Subjetivo Publicado en España en Noviembre de 1997 Nota Gamerankings.com: 96,2%
Segundas partes nunca fueron buenas. Esto es un refrán poco acertado, pero bastante ilustrativo de la película que nos atañe Instinto Básico 2: Adicción al riesgo. Lo cierto es que observando la evolución de la película no resultaba difícil imaginar que el resultado sería pobre, es lo que pasa cuando no es una buena idea sino una billetera la que mueve un proyecto. Muchos años llevaba esta película circulando y en pre-producción. De hecho en 2001 Sharon Stone ya había firmado el contrato de 14 millones de dólares por la película (se rodara o no). No es un tema del que tenga intención de dedicar esfuerzos a investigar, pero que la propia Sharon Stone imponga que no se repitiera protagonista masculino (gracias Laura por el apunte) ya es indicio del ego de la actriz y de que lo que va a enseñar la película son sus encantos y todo lo demás sobra.
Los elegidos para arrancar esta segunda parte los encabeza Michael Caton-Jones como director. No recuerdo con claridad la primera parte, así que me remitiré a la casi unaminidad de la crítica en apuntar que su labor está muy por debajo de la de Paul Verhoeven en la primera parte. Por mi parte justifico en buena medida su bajo rendimiento dado el infumable guión elaborado por Leora Barish y Henry Bean que difícilmente encuentro justificación para que haya caído en sus manos un proyecto tan supuestamente ambicioso. El espectador que siga con mínima atención la trama se verá bombardeado por una sucesión de escenas terriblemente hilvanadas entre sí y que escupen en la inteligencia de los que ingénuamente han pagado una entrada (o no). Por momentos da la sensación de que el guión ha sido escrito sobre la marcha y que nadie se ha dignado a leérselo antes de dar el visto bueno. Así pues la trama pretende mostrar una truculenta historia de mentiras y engaño, pero simplemente es liosa, incoherente, absurda... Y por si fuera poco, para dar la estocada nos vendes un giro final que solo se me ocurre describir como "¿estos se creen que somos gilipollas o qué?".
Trama al margen, la construcción de los personajes ayuda poco. No entiendes qué les mueve a relizar unas acciones. En concreto su protagonista actúa y habla desde la razón y sin entender muy bien por qué evoluciona bruscamente hacia un ser consumido por sus instintos y con un pasado que no justifica para nada esto. El elegido para sustituir a Michael Douglas y ser calentado (junto con el resto de la sala) es David Morresey, escasamente conocido ya que no posee ningún gran papel en su haber y que tampoco ha demostrado ser capaz de llevar parte del peso de la cinta (quizá por esto le gustó a Sharon Stone).
Una película que atraerá a los que quedaron impactados con la primera parte y que se verán enormemente decepcionados por una cinta cuyo máximo atractivo es ver los desnudos de Sharon Stone y sus diálogos tan subidos de tono como escasos de contenido.
Pues sí, Harrison Ford no ha sabido llevar muy bien el paso de los años. En sus últimas apariciones se le ve una persona mucho más endeble e insegura. De igual modo sus películas han ido apagándose con el paso de los años y difícilmente podríamos considerar al Ford el reclamo que supuso en los 80 ó 90. En este caso no viene sino a confirmar tras casi 4 años en el dique seco que su carrera se estrelló junto con Air Force One y nos deja una interpretación con ganas, pero en una película que destaca por no destacar.
Firewall rescata nuevamente el ya más que desgastado argumento del gran hombre contra las cuerdas, bajo la amenaza de perder a su familia por una panda de malechores. No es un argumento que esté necesariamente ligado a un mal resultado en pantalla y Wolfgang Petersen supo sacarle jugo en la anteriormente mencionada cinta de Harrison Ford, Air Force One. En esta película falta un Gary Oldman que haga creíble al villano. En Firewall el supuesto genio del mal actúa de modo contradictorio: frío y calculador por unos momentos; en otras ocasiones resulta muy blando con la familia. Posiblemente el principal problema sea esa imperiosa necesidad hollywoodiense del "happy end" en sacrificio de una trama más intensa.
De todos modos, todas las interpretaciones rayan a un nivel muy bajo y los personajes están construídos con barro, lo que dice poco en favor de la dirección de Richard Loncraine y del guionista debutante Joe Forte. La dirección también falla a la hora de mimar su película descuidando detalles tontos quizá, como el hecho de morir alguien por un disparo en el hombro. Detalles así muestra una cierta carencia de autocrítica.
Y sí, esta es posiblemente la crítica más aburrida que habrás leído, pero es una crítica acorde a su musa. Una cinta que cae en la más absoluta mediocridad que no destaca por nada salvo por el espacio que ocupará en el cajón de "otra más". Bostezómetro 7/10 Encabronómetro 2/10
Ante la desgana que me invade a la hora de escribir nuevas líneas he decidido dar un cambio de aires a este blog. No quiero acabar con él ni mucho menos, pero comprederéis que no resulta especialmente entretenido realizar críticas de películas que en su mayoría no pecan de malas sino de sosas e intrascendentes.
También sé que la gente lee esto para leer la payasada de turno, pero pienso darle un corte de mayor seriedad al blog. Abucheos al margen lo único que os queda es reventarme la contraseña o dejar de leer y en ambos casos me la chuflará en grandes dosis.
Y después de perder mi escaso público procedo a redactar la siguiente crítica...
Pequeño descuido por mi parte al olvidarme durante las fiestas falleras de escribir y empieza a haber acumulación de críticas, así que a ver cómo lo sobrellevo. En esta ocasión toca una cinta que dudo mucho que se pueda encontrar en alguna sala y que en su día tuve el placer de disfrutar en V.O.S. (cosas del Cine Cité), se trata de Dick & Jane: Ladrones de risa.
He de reconocer especial interés por parte de mi jefe porque viera esta película, ya que tiene especial cariño a la vertiente payasa de Jim Carrey, protagonista de la película. A lo largo de los años parece que es difícil no darle la razón al jefe viendo productos como Mentiroso compulsivo, Ace Ventura, Batman Forever o Como Dios. Tampoco voy a decir que es un mal actor porque estoy convencido de que un buen director puede hacer grandes cosas con él, y me remito a Peter Weir y su Show de Truman. No obstante, esto no es lo que suele ocurrir y los directores suelen dar minutos a Carrey para que muestre una y otra vez su elasticidad facial, escondiéndose la batuta ahí donde termina la espalda. Es el caso de esta cinta, cuyo título original deja aún más claro el palo de la película, Fun with Dick & Jane.
Es absurdo pues, desenmarañar un argumento que gira entorno a un actor y que, además, revisiona un clásico de George Segal y Jane Fonda. Pero vamos, se resume en cómo un ejecutivo se ve "obligado" a robar para poder salir adelante tras perder su empleo por un gran fraude del dirigente de la compañía. En todo caso se le podría otorgar un pequeño minipunto por tocar un tema como el caso Enron, aunque esa misma semana se estrenó un documental que imagino será más recomendable.
A pesar de que Jim Carrey acapara la pantalla, hay que dar muchas gracia a Téa Leoni por llevar parte de la acción de la película y no sobresaturar al espectador. Y más allá de estos dos sólo queda un conglomerado de escenas que en muchos de los casos caen en el absurdo (vivir como si fueras millonario robando tiendas de 24 horas) o muy tópicas (mexicanos pobres, sucios e incultos).
Y como es tontería alargar esto dada la dificultad de que alguien vea esta película a estas alturas me despido prometiendo ponerme al día pronto.
Uno ya empieza a quemarse de escribir siempre de lo mismo y casi con los mismos comentarios tópicos. Que si guión flojo, que si actuaciones malas, que si patim... Tampoco es de extrañar esto ya que las productoras parece que enciendan la máquina de hacer películas y salgan en serie una tras otra cambiando pequeños detalles. De hecho creo que si las películas usaran actores todos con la misma cara tendrías la sensación de que han cambiado muchas cosas en Matrix. Comentarios frikis al margen, esta vez toca destripar a Esta abuela es un peligro 2.
Es muy difícil recordar una segunda parte de una película, realizada a partir del ¿éxito? de la primera, que tenga un nivel decente de calidad. Las hay, sí, pero la proporción es tan desfavorable que se pierden en un mar de refritos. En este caso no puedo decir que esta segunda parte sea peor o mejor que la primera porque tengo el placer de no haberla visto. Lo que sí que puedo asegurar es que a mí me procuró más bostezos que risas y tampoco cuesta mucho hacerme reir. Y si recordamos que esto es una comedia, pues mal vamos.
Al margen de la tirria que le pueda tener a Martin Lawrence voy a pasar por encima de su actuación, ya que creo que poco más se puede sacar de toda esta Big Mac cinematográfica. Si alguien ha visto la típica comedia de corte familiar como Bean, Sra. Doubtfire, Mentiroso compulsivo, etc. se va a encontrar con un argumento casi clónico. Destrozada toda esperanza de sorpresa por parte del film, sólo cabe hacer unas muecas de disgusto antes escenas tan previsibles como llevar a un hombre disfrazado de mujer a un balneario de mujeres. Originalidad ante todo.
Sumemos a su humor limitado, cuatro payasadas con buena intención de Martin Lawrence y escenas de la "abuela" paseando en bañado para que el espectador comience a echar espuma. Y aún así, remarco que Lawrence le pone ganas y evita payasadas que en otras ocasiones (Jim Carrey) despiertan la vena sádica del espectador (quizá Bush sea fan de sus películas). Sin embargo, creo yo que lo peor de todo es ese toque pastelón de la "abuela" que acaba arreglando todos los problemas de una familia desecha.
Y como hay quejas de que la última crítica fue muy larga no digo nada más, y tampoco es que lo merezca la película. Es una comedia al uso, muy simple e incluso aburrida. Aún así mantiene cierta inocencia en su guión y la deferencia de no tratar como absoluto imbécil al de la butaca. Si nunca has visto una comedia quizá te guste, quién sabe.
No sé ni como comenzar una crítica a la que tengo especialmente ganas. He de confesar que en este punto he de saltarme todas las normas de buen pincel que me había impuesto, ya que nunca me ha gustado ser demasiado visceral con mis críticas. Pero Uwe Boll ataca con saña algo que tiene su pequeño recobeco en mi corazoncito de friki, los videojuegos.Alone in the Dark se llama la película, en videojuego homónimo está ¿basada? Allá por 1992 nació la primera entrega de esta mítica serie de terror que marcó el inicio de los survival horror modernos. Hubo antes otros, pero Alone in the Dark marcó el género tal y como nos ha llegado a nuestros días. Esta primera entrega, la cual tuve el placer de disfrutar, nos dejaba un juego lleno de tensión y enigmas en grandes cantidades, y lo que a día de hoy todavía es una de las obras cumbre de Infogrames (de la época en la que aún era Infogrames y llevaba el armadillo de logo). Le siguieron dos entregas más y una especie de spin-off en una tienda de juguetes, Jack in the Dark. Recientemente se lanzó una cuarta entrega, The New Nightmare, que no he podido probar, pero de la que no se habla muy bien. En esta última entrega se supone que se basa la película, pero no es así. El guión se lo ha sacado de la manga nuestro amigo Uwe Boll. Al menos comparte el protagonista de la cuarta entrega, Edward Carnby.
Centrándonos en la película, cabe señalar que no se trata de una Bad Taste, El amanecer de los muertos o Braindead. El presupuesto es de 20 millones de dólares, presupuesto del que muchos genios no podrán gozar nunca, pero del que hace "buen" uso Uwe Boll. Así que con esto quiero dejar claro que dinero hay para hacer un buen producto, no hay que echar mano a una imaginación desbordante.Podría comentar un poco el argumento por encima, pero básicamente diré que la película nara lo que le va saliendo de la punta de la nariz a su director. No hay apenas correlación entre las escenas. El guión es estúpido y se contradice en casi su totalidad. Valga de ejemplo ilustrativo el hecho de que se pasan luchando toda la película contra unas criaturas que se supone que no deberían aparecer hasta que no se abre una puerta al final del film. Pero bueno, este pequeño fallo se podría otrogar a mi cerebro espachurrado ante las radiaciones de diarrea mental que recibía con cada fotograma. Otro ejemplo más claro es el siguiente. Situemos la escena en la que Carnby (Christian Slater) y su novia se ocultan de una de estas criaturas (que parecen un cruce entre estegosaurio y alien). Se esconden tras una puerta de madera chunga de la que petas de una patada, que tiene una ventanita con rejilla. Lo primero que se le ocurre a Carnby es mandar callar a su novia mientras mantiene encendida una linterna que parece pedir "mátame, soy gilipollas". Evidentemente, el monstruenco les ve y... su mayor preocupación es cerrar la puerta con llave, ¡no vaya a ser que el bichejo gire el pomo de la puerta con el culo! Como era de esperar, la criatura malosa parte la puerta. Sumo otro detallazo del argumento. El supuesto malo maloso, que ni siquiera se sabe bien cómo muere, puede controlar a su voluntad a cientos de criaturas, pero para darle intringulis a la película se esconde acojonado de una de ellas en los primeros minutos.
Al margen de todo esto, ya son ganas de tirar lo poco que parecía aprovechable del guión. El protagonista parece que tenía traumas de pequeño y que busca un sentido a su vida, algo que lo mejor que se sabe aprovechar es contando que tenía un bichito malote en la espalda que murió cuando recibió una descarga eléctrica de alto voltaje... Además, un amigo suyo de la infancia es controlado por otro de estos bichitos. Obviamente simplemente le pega un tiro en la cabeza y santas pascuas, para qué tirar de drama emocional.
Mención al margen merecen Stephen Dorff y Tara Reid. Tara Reid, que hace de Aline, la novia de Carnby, lleva el rol tan original de "tía buena muy inteligente y cultivada". No se le va a negar eso, ya que lee inscripciones de una civilización perdida hace 5.000 años más rápido que las instrucciones de las palomitas para microondas. Además, luce mucho en el resto de la película como florero, en especial en la escena en la que, sin más, se pone a follar con Carnby. Stephen Dorff también tiene un papel original, el del antiguo conocido con el que te llevas muy mal, pero que luego entiende que tienes razón y te ayuda con su sacrificio. Creo que es de los personajes con menos personalidad que han pasado por la gran pantalla.
Las escenas de acción son un caos absoluto. Es un reto situarte dentro del rifirrafe. Igual una escena empieza con un monstruito haciendo de las suyas, que de repente te ves que de la nada aparece un ejército entero. Eso sí, muchas metralletas disparando en primer plano, a ver si rematamos a algún espectador con un ataque de epilépsia. Luego entra la duda de si se han gastado los 20 millones en cafés, porque es de risa ver que una unidad militar con la última tecnología lleva el mismo atuendo que un patinador. Por cierto, gran labor la realizada con los extras, que empuñan un arma como si fuera un bolso.
Pero esto no acaba aquí. Uwe Boll acaba de estrenar en EE.UU. Bloodrayne, y ya prepara más destrozos de videojuegos como Dungeon Siege, Hunter: The Reckoning o Fear Effect. Sin duda se está labrando a pulso el cariño del público. Y, a raíz de esto, me pregunto porque los espectadores nos valoramos tan poquito de dar dinero a auténticas mierdas como estas. Luego podremos quejarnos de que no encuentres un cine con Everything is illuminated, pero tenemos lo que nos merecemos. Así que sigamos aplaudiendo y regocijándonos en la mierda y dando dinero a estos señores, en especial a Uwe Boll por su gran labor de llevar al más bajo nivel y dar argumentos para que los videojuegos sigan siendo considerados un entretenimiento de oligofrénicos.
Ante las repetidas amenazas hacia mi persona dada la perrería de reemprender este excitante blog me veo obligado a ofrendaros con una nueva entrega de mis horrendas críticas que tan poco os gustan. Esta vez, para que se vea la utilidad del blog, voy a criticar La Caverna Maldita; película que dudo que aún siga en cartel. No obstante es mi cometido ahorraros horas de eMule para ver la peli. El caso es que os vais a empezar la apasionada lectura de una crítica sobre una película que vi hace mes y medio. ¡Sufrid!
A veces al ver tantas películas de enorme calidad como estas uno pierde el norte y ya piensa que lo malo es genial. Por suerte no hace falta muchos estímulos para darse cuenta de hasta dónde llega la chapuza que compone esta cinta. Nos encontramos ante lo que se ha publicitado como cine de terror, y terror da. Es un horror contemplar que lo que antaño se consideraba un cine que te agarrotaba en la butaca y te daba náuseas y sudores, hoy se conforme con que el espectador juegue a tirar palomitas. Si bien, también está etiquetada la cinta como cine de acción y, en ese punto, digamos que se han visto cosas muchos peores.
Que la película no cause sensaciones en el espectador se debe en gran parte a las actuaciones. Los actores están a un nivel flojito y difícilmente creíble, aunque siendo justos, la dirección tampoco parece muy preocupada por sacarles algo. De todas formas he de felicitar a la dirección por la escena de descenso de Piper Perabo (la chica del Bar Coyote), una escena de acción bastante decente. Sí que hay que postrarse ante el excelente trabajo realizado en cuanto a la fotografía y la construcción de los decorados. Es difícil decir si se ha rodado en plató o en una cueva real.
También tiene en su guión un punto interesante que aporta cierta sorpresa a la trama (no mucha tampoco), aunque le da un toque personal de agradecer a este fast food cinematográfico. Salvando este punto, el guión juega al sinsentido de dar a entender que un mismo recorrido puede llevar horas como 10 minutos, el disparate al servicio del presupuesto. Además, creo que juega muy mal sus cartas respecto al terror que pueden provocar las "criaturas malditas" desveladas demasiado pronto, cosa que creo es un error para una película de terror.
Si creéis que esta crítica es una defecación os aplaudo por conservar cierto grado de inteligencia de la que no todos los humanos podemos gozar. Aún así os animo a no darme el contrapunto, porque tendríais que sufrir el visionado de una de estas pelis a las que tanto cariño he cogido. Solo me queda decir una última cosa de parte de mi personalidad de Rajoy: "cada día estoy más tonto".
Escribir de cosas por las que envidias a la gente con cataratas tiene su aquel, pero como de momento me debo a mis estudios, toca hacer una pausa como blogger. Volveré próximamente cuando me venga en gana con los destripes de La caverna maldita, Alone in the Dark, Esta abuela es un peligro 2, etc.
De momento, para que os entretengáis, os dejo una de las mayores rayadas/frikadas que circulan por la red. Para el futuro, en la segunda detellada, haré un despliegue de canciones frikis.
Bueno, como últimamente no he visto ninguna película para saciar a mis ¿fans?, pues me he metido a director y os traigo esta película. Ya me han dicho que igual la llevan a los Oscars, pero como molo más que un 8 tumbado les he dicho que opto a premios más prestigiosos.
Se ha hecho de rogar una nueva entrega de este apestoso blog, pero hay q dosificar que el programa está de vacaciones y no es plan de ver cintas de esta índole por el goce y disfrute personal. Ante todo, hay que advertir que esta película ha caído en esta sección por accidente. Todo empezó cuando el jefe me mandó ver Saw II, película que no tengo estómago para ver (y que, por cierto, tiene buenas críticas). Así que acto seguido me mandó ver Ojalá fuera cierto, pero como me molo mucho pasé del jefe y me fui a ver 7 espadas, y, como me molo muchísimo, encima pagué por verla (si llegado a este punto creías que me había visto todas las películas pagando estás fatal).
El caso es que llegué a la sala con cierta ilusión por ver la típica película de artes marciales. No me esperaba mucho, solo un buen entretenimiento de danzas, volteretas y cachiporrazos multiples aderezados con filosofía chunga. Pues esta película no llega ni a eso. Es una más de la tirereta de películas que han ido aprovechando el tirón de Ang Lee con la oscarizada Tigre y Dragon (Wo ho cang long). En la práctica, esta película no sabe explotar lo fácil y encima se hunde a sí misma en un abismo de 2 horas y media de metraje (un poco menos en mi caso por el rato que me dormí).
A principios del siglo XVII, la dinastían Ching ha oprdenado ejecutar a todo aquel que practique las artes marciales. La cosa va de una banda de mercenarios que arrasan todas las aldeas que entrenan artes marciales para cobrar las jugosas recompensas que el emperador les ofrece por ello. En una de esas aldeas escapa un antiguo torturador del imperio chino (Fumanchú se me sugirió que pudiera ser) y da el aviso a la próxima aldea. Entre debates que no merecen mayor atención, tres de los aldeanos parten al himalaya en donde conseguiran 7 espadas y la ayuda de algunos guerreros para repeler el ataque de los mercenarios. Por cierto, los mercenarios están encabezados por Viento de Fuego (sí, sí que son chinos), que se rie exactamente igual que pulgoso. Tras una pequella pelea caótica por la mala dirección, toca paparse hora y media de película sin ninguna sustancia e imposible de seguirle el argumento hasta que hay otra pelea y chimpún.
Un dato interesante del argumento es que Viento de Fuego es experto en artes marciales. Entonces, ¿por qué el emperador no lo condena a él también? Al margen de esto, reitero la casi absoluta imposibilidad de seguir el argumento, en especial para el que tenga cierta dificultad para diferenciar personas asiáticas entre sí. Además te pierdes en un mar de nombres que por ratos suena indio y por ratos mandarín. Y añado además que para cualquier tontería tienen la incontenible necesidad de hablar filosofando. Lo que queda claro es que los guionistas no veían los pitufos, si no sabrían que pitufo filósofo era muy cansino.
Y nada más, de despedida de una entrega más de este apasionante blog voy a ser original Akemashite omedetou^^
No podía faltar en esta apreciable colección de desastres del celuloide un película de esas tan facilitas de excusarse por ser tan rematadamente ruines. Hablo del género de películas infantiles, que con el pretexto de que "son para niños" se permiten la licencia de contratar a monos koreanos para escribir los guiones. De otro modo, no puedo explicarme el desaguisado que la Disney ha montado con Chicken Little, que en mi humilde opinión (la más humilde del mundo, seguro), significa poco menos que la extremaunción para esta compañía.
De la Disney se han dicho muchas cosas como lo de El Rey León, pero al menos eran películas que uno recuerda con cierta dulcura, melancolía y "magia". La magia Disney de un argumento en principio inocente, basado en algún cuento clásico, con ligeros toques de humor sano y sus legendarias canciones... Pues nada, aquí Mr. Simio (el guionista jefe) se le ocurrió que lo de las canciones era muy ñoño y mejor que en la película se versionara a las Spice Girls o el I will survive. Esta crítica me produce especial cabreo porque luego pasa lo que pasa, que nos topamos con niños medio lelos que lo más inteligente que oirán en su crecimiento será cápsula de suicidio, pero aleh! que los niños son imbéciles y no distingues un merengue de la crema de afeitar. Pues eso, sigamos alimentando a las nuevas generaciones con tales delicias culturales que al final Torrente tendrá cátedra.
Más allá de quedarme en las cancioncitas, toca hacer una pequeña revista al argumento. Chicken Little nos cuenta la historia de un pollito homónimo que un buen día gana fama de loco y pierde la confianza de su padre al anunciar que el cielo se cae, creyendo la gente que en realidad le cayó una bellota. Un año después decide recuperar su crédito... ¿cómo? pues lo típico, metiéndose a jugador de béisbol (historia de lerdos, he de decir). Tras ganar el partido pegándole la bola en los morros (imprevisible de todo...) se le vuelve a caer un trozo de cielo, que resulta ser parte de un platillo volante. Por accidente, los extraterrestres perderán a su hijo y eso dará lugar a una invasión de la Tierra, mientras el pollo se debate entre revelar o no este hecho a riesgo de volver a perder su reputación.
Me queda la duda de si George W. Bush ha participado del guión del film. Desde luego, solo puedo añadir mi suplica de que se intente por todos los medios alejar a primitos o sobrinitos o lo que sea de esta debacle de la industria del cine de animación. de todos modos, si fuerais otakus como yo no desesperaríais tanto sabiendo que en no muchos meses pasará por las salas españolas la última obra del maestro Hayao Miyazaki, Howl's moving castle.
Si nada más que decir os emplazo al especial de Nochebuena de Todo es Ponerse este Sábado 24 a las 16.30. Si no lo escucháis tontos que estáis, pero es la oportunidad de volver a escuchar una de mis mejores críticas con diferencia hechas en antena.
Ya tocaba poner una película en el blog, que sé que nadie lo estaba esperando, pero tampoco era plan de defraudar a mis multiples personalidades que quieren leerme (las que no quieran... ajo y agua). De todos modos, seré más fino y diré que no he puesto hasta hoy esta crítica por respeto a mi personalidad de Rajoy, que la pobre estaba "por los suelos" (jejejejeje). Si todavía sigues leyendo es que tienes poca autoestima o mucho tiempo libre, así que supondré que o estudias periodismo o estás de Erasmus en Italia.
Plan de vuelo es una película que puede llegar a poner de mala leche al espectador. No sería justo decir que es una película horrible (que se podría decir), pero el verdadero problema es la estafa montada con este film, sea por la incapacidad del director de mantener un cierto suspense durante la escasa hora y media de metraje (punto positivo), o por la imaginación de los guionistas al componer el rompecabezas de la película con tijeras y mazo. Plan de vuelo es una película en la que se suman un exceso de casualidades que te dejan con cara de tonto. El argumento está excesívamente forzado y rompe lo que los límites de la razón pueden tolerar. Partiendo de ese punto es difícil crear ninguna inquietud en el espectador, que se ríe por no llorar ante el desfile de barbaridades.
Otro de los problemas de la cinta es Jodie Foster. Digamos que su actuación es buena, pero a ratos. En muchas ocasiones su papel está pasado de rosca, muestra unas emociones y cambios de humor que a veces el espectador más bien identificaría con esquizofrenia. Además, tenemos que ver el careto de la Foster en el 90% de la película, tapando actuaciones de secundarios de los que se podría haber extraído muchísimo jugo como Sean Bean o Erika Christensen. De hecho, personal mente encuentro bastante sustancioso en una película de suspense el cruce de historias, pero aquí solo está Jodie Foster.
No creo que merezca la pena comentar mucho más de esta película o, siendo sinceros, ya me entra la perrería. Así que si tenéis más hambre de leer cosas sobre Plan de vuelo tenéis el blog Cinelandia que de seguro os agradara más que este. ¡Alah, a cascascarla!
Es difícil reunir fuerzas y ganas para hablar de una película que ha pasado por mis retinas con tanta fuerza como por las salas españolas. ¡Goool! no es más que una forma de promocionar el deporte rey, en especial en aquellos países en dónde este no lo es, porque en Europa poco promoción necesita. Desde luego, si pretendían aprovechar el tirón del fútbol en Europa para llenarse los bolsillos el fracaso no podría haber sido más estrepitoso. Deberían haberse documentado antes de qué pasa con estos ingenios. No hace muchos años que pasó con más pena que gloria por las pantallas de nuestra querida televisión pública la serie inspirada en la época del Dream Team, Delantero. Así pues para aderezar este derroche de fantasía futbolística, la FIFA dio el visto bueno a un guión que rescata los topicazos de las películas que han recogido el espíritu de Mayo del 68 o películas de autor como las de Ken Loach. Y digo topicazos porque se queda en la superficie. Plantea muchos problemas que hacen vislumbrar que detrás de espectaculares imágenes de la Premier hay una historia personal intensa de superación, pero simplemente se queda en conato. A esto hay que añadir lo excesivamente irreal que puede resultar que un ojeador inglés esté dispuesto a remover cielo y tierra para que un jugador de equipo de barrio en Los Ángeles, bastante mayorcito ya como para pasar por la escuela, al que solo ha visto unos minutos de juego, debute en la Premier y con el Newcastle.
Si bien, el resultado en pantalla no es excesivamente malo y se puede ver sin acabar aficionándote a otro deporte, aunque si ya eres aficionado de otro deporte sí que puedes acabar suicidándote. Al margen de esto tenemos a Hugo Becker como eje de la historia (Santiago Munez en el film). De cara a las dos siguientes secuelas, recomiendo darle unas clasecitas de fútbol al chaval, que tiene un toque de balón que ni Iván Campo. Lo digo sin ánimo de ofender al pobre Hugo, pero tú que estás leyendo esto tienes más "gracia" para chutar.
Id preparándos pues para las continuaciones, que llevarán a Santiago hasta el Real Madrid. Por cierto, impresionante actuación la de Raúl, Zidan y, en especial, Beckham que nos recuerdan por qué no se dedicaron al cine. Y sin nada más que decir cierro con un chiste: - Oye, a mi hermano le han puesto gafas. - Joder que nombre más feo.